Jueves Santo
- Victor Garcia

- 9 abr 2020
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Ya fraguada la noche de Jueves Santo, la calle de Correos se enluta y se convierte en una alfombra tenebrosa a la espera de que se abran las puertas del templo murciano de San Lorenzo, y aparezca el atronador silencio sepulcral que envuelve el interior de cada cual, al paso del Santísimo Cristo del Refugio. Así, siempre abrigado por los numerosos cofrades de la Procesión del Silencio, como la llamamos popularmente, presidirá el cortejo más austero de la Semana Santa Murciana. Es noche de ascetismo y de melancolía, nostalgia que hoy, llevaremos en el alma como una azalea que protege sus disimulos en los pliegues de nuestro afligido corazón. De autoría anónima, la antigua imagen, nos muestra un Cristo compasivo, agonizante, a cuyo paso se apagan las luces de la ciudad dejando solo resplandecer las llamas de los cirios que portan sus devotos penitentes. Abres la puerta que cerró el pecado, / derrotas a la muerte, traes la vida/
al alma esclavizada, envilecida, / ¡ la salvación eterna es tu legado!






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